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Capitalism and Women

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Submitted By julioolmedo
Words 3646
Pages 15
Ensayo Final

Economía y género: Contribuciones al bienestar y al desarrollo desde una perspectiva feminista.
Ensayo: Mercancía, mujeres y anaglifos.

Resumen

El objetivo del presente texto es reformular el análisis efectuado en nuestro trabajo de disertación titulado ¿Libertad de elección?: Fuerza y Banalidad. Análisis del consumo en la sociedad contemporánea a partir de la crítica de la economía feminista a los estudios económicos tradicionales en el tema del trabajo no remunerado y la esfera doméstica. En primer lugar se presentará la postura inicial sobre el sistema capitalista y la mercancía, su forma elemental. Posteriormente, a partir los aportes de la economía feminista se pondrá en evidencia los sesgos androcéntricos presentes en la primera formulación. Tercero, se podrá en evidencia las limitaciones de la economía feminista en torno al tema de los “otros” económicos y la economía “formal”. Finalmente, a través de un recurso metafórico se propondrá una interpretación diferente del modo de producción vigente.

Introducción

En su obra Dialektika konkrétního [Dialéctica de lo concreto], el filósofo checo Karel Kosík realizó una análisis minucioso sobre la estructura de Das Kapital [El Capital]. La mercancía, según Kosík, constituía el punto de partida del análisis realizado por Marx. En su obra Marx escribe: “La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un ‘inmenso arsenal de mercancías’ y la mercancía como su forma elemental. Por eso nuestra investigación arranca del análisis de la mercancía” (Marx, 1956: 33). La mercancía se ve atravesada de toda la lógica del sistema, de sus relaciones y sus contradicciones. La comprensión de la lógica que articula el sistema imperante a partir de la mercancía como la concebía Marx supone un grave problema: El filósofo alemán sostenía que el valor de uso y el valor de cambio son fundamentalmente contradictorios. Para Marx, el valor de uso es el valor de la mercancía en su forma natural, mientras que el valor de cambio es una abstracción del trabajo que la crea. Sin afán de establecer relaciones causales mecánicas, la concepción de Marx de dos valores opuestos dentro de la forma mercancía provenía de la influencia de la obra del economista inglés David Ricardo[1]. Tanto él, como Adam Smith, no pudieron establecer un vínculo explicativo entre ambos valores, además de no poder solucionar la “paradoja del valor”, resuelta por varios autores anteriores a ellos. Esta carencia explicativa comprometió la teoría desarrollada por Marx. Por ende, es menester considerar qué teóricos pudieron resolver la insuperable escisión entre valor de uso y valor de cambio y bajo que presupuestos. Todos los teóricos que lograron tal objetivo, desde los escolásticos hasta los marginalistas del siglo XIX, relacionaron la utilidad de los bienes con su escasez relativa. En nuestra opinión, la explicación de Carl Menger fue la más depurada. El profesor Joseph Schumpeter (1883-1950), perteneciente a la siguiente generación de economistas austriacos[2], resalta la relevancia del aporte de Menger. En el tercer capítulo de Ten Great Economists: From Marx to Keynes [Diez Grandes Economistas: de Marx a Keynes], donde hace un repaso a la obra de Menger, sostiene que la idea fundamental sobre la que descansa la teoría mengeriana, esto es, suponer que los personas otorgan valor a los bienes porque los necesitan, constituye un principio clave para la teoría económica:

Lo que importa, pues, no es el descubrimiento de que los hombres compran, venden o producen bienes en la medida en que los valoran desde el punto de vista de la satisfacción de sus necesidades. Lo que importa es otro descubrimiento de naturaleza totalmente distinta: el descubrimiento de que este sencillo principio y el hecho de que el mismo tenga su origen en las leyes de las necesidades humanas bastan enteramente para explicar los elementos básicos de los complejos fenómenos de la moderna economía de cambio. Según esto, […] las necesidades humanas vienen a ser siempre […] la fuerza propulsora del mecanismo económico (Schumpeter, 1971: 122-123).

El profesor Schumpeter destaca que el “descubrimiento” de Menger se asienta en el reconocimiento del carácter fundamental del mecanismo de precios en la economía:

La cadena de razonamiento que conduce a esta conclusión parte del reconocimiento de que la característica específicamente económica de una economía […] reside en el mecanismo de formación de precios, y que dentro de [éste] pueden ser comprendidos todos los fenómenos específicamente económicos. Desde un punto de vista puramente económico, una economía no es más que un sistema de precios dependientes; […] y todas las regularidades específicamente económicas pueden deducirse de las leyes de la formación de los precios (Schumpeter, 1971: 123).

Este reconocimiento, advierte el profesor Schumpeter, Menger lo dejaba explícito al comienzo de Grundsätze der Volkwirtschaftlehre [Principios de Economía Política]. En el prefacio de su obra (Menger, 2007: 48), Menger parte de las condiciones que determinan el carácter útil de las cosas hasta llegar al intercambio y la formación de precios; además, acota que todas sus explicaciones son tan independientes de su voluntad como las leyes de la química lo son de la voluntad de un químico práctico. En síntesis, el economista austríaco sostenía que valor de uso y valor de cambio eran simplemente diferentes momentos de un mismo fenómeno llamado valor. Este último se basaba en la utilidad de un bien y su escasez relativa.

Tenemos entonces dos teorías contrapuestas. La teoría del valor ricardiana, que consideraba que no había un relación explicativa entre valor de uso y valor de cambio, por lo que explicaba a ambos de distinta manera; y, la teoría del valor-utilidad, que a partir de este criterio convertía al valor de uso y al valor de cambio, en distintos momentos del mismo fenómeno. Esta diferencia liquidó la postura marxista con respecto al valor de las mercancías en el modo de producción capitalista. Optar por Marx, en este aspecto, significaría desconocer que el valor de uso opera sobre la noción de una utilidad universal y abstracta, es decir, un equivalente general entre los objetos. El análisis marxista atribuye a la utilidad un estatus de relación “natural” entre los hombres y los objetos, por fuera de lo social y lo histórico. Ahí radica la superioridad explicativa de la teoría del valor-utilidad marginalista. Dicha teoría deja ver que tanto a nivel de uso o cambio, una mercancía es una entidad que responde a un orden abstracto y universal. Detrás de este código que la articula, no hay nada, es pura banalidad. Recurramos al sociólogo francés Michel Foucault (1926-1984) para explicar este último punto. En su obra Nietzsche, Freud y Marx (1965), Foucault plantea lo siguiente: La mercancía, en tanto banalidad, lejos indicar un significado (oculto), impone una interpretación: Su profundidad radica en su superficialidad[3], en que no oculta nada. Fin de la semiología de la mercancía e inauguración de la hermenéutica de misma.

Aunque dejemos de considerar al valor de uso y al valor de cambio como contradictorios por el hecho de que ambos operan bajo la misma lógica de una universalidad abstracta, la mercancía mantiene su bifurcación. Sin embargo, vale precisar que realmente no se trata de una división, sino de algo más complejo: La mercancía, a nivel ontológico, presenta un centro ausente. Detrás de su valor, no esconde nada: Es una sombra que se encubre a sí misma. Este vació se hace extensivo a todo el modo de producción capitalista, a sus soportes subjetivos (consumidores) y a sus instituciones (mercado).

La sospecha

La cohesión de lo antes formulado no puede sino motivar desconfianza. Este sentimiento se posa sobre nuestras cabezas como el cuervo de Edgar Allan Poe, obligándonos con sus destemplados graznidos a volver sobre nuestras propias huellas argumentales. Dicha sospecha, parafraseando a Amaia Pérez Orozco, debe operar como mecanismo de autoevaluación constante. Nuestro análisis estaba basado en un supuesto que en apariencia no reporta ningún tipo de complicación: Los individuos a los largo de su vida se enfrentan a dos alternativas: Trabajar o descansar. La primera opción necesita un esfuerzo y genera desgaste, por lo que se asume no representa ninguna satisfacción en sí misma y, más bien, puede llegar a ocasionar molestias. La segunda alternativa otorga satisfacción en la medida que permite a los individuos recuperar sus fuerzas (consumo) y disipar su mente (ocio). Dado que trabajar no genera satisfacción, se debe recibir una retribución que compense a los individuos por renunciar a una situación satisfactoria (descansar y consumir) por una que no lo es (trabajar). Por tal motivo se recibe una retribución que le permita acceder a una mayor cantidad de consumo y ocio en el futuro. En consecuencia, los individuos se deben escoger entre trabajar en forma remunerada para acceder a bienes futuros o no trabajar para poder consumir bienes y descansar en el presente (el famoso costo de oportunidad). Independientemente de todas las simplificaciones incurridas por este simple modelo de elección, surgen ciertas interrogantes de mayúscula relevancia: ¿Acaso el modo de producción capitalista está conformado exclusivamente por una esfera mercantil (trabajos remunerados y mercancías)? ¿Qué ocurre con todos esos trabajos que no reciben remuneración pero igual son realizados? Jorge Luis Borges sentenciaba que los ojos ven lo que están habituados a ver. El unicornio, producto de su carácter anómalo, pasa siempre inadvertido. Nuestra concepción de la mercancía (y del sistema) como “una sombra que se encubre a sí misma” sólo está tomando en cuenta la esfera mercantil (trabajo remunerado y mercancías), dejando por fuera cualquier actividad que no reciba remuneración y, por lo tanto, que escape a la lógica mercantil. Si modificamos nuestra perspectiva podremos divisar cuestiones anteriormente inadvertidas. Son los aportes de la economía feminista los que irradian algo de luz a los aspectos marginados por la economía tradicional: La esfera doméstica (trabajos no remunerados y bienes no mercantiles). Haber omitido (inconscientemente) este tema de nuestro análisis crítico pone en evidencia un marcado sesgo androcéntrico, mismo que deber ser eliminado de inmediato. Esta omisión (deliberada o no) ha sido denunciada por la economía feminista durante décadas. Podemos citar el trabajo de algunas intelectuales feministas como Nancy Folbre (1988), Heidi Hartmann (1988), Julie Nelson (1995), Jean Gardiner (1999), Antonella Picchio (2001), Rosalba Todaro (2004), Amaia Pérez Orozco (2004) y Cristina Carrasco (2006), entres otras. Lo planteado por la economía feminista sobre este tema es resumido en forma concisa por Amaia Pérez Orozco. En su ensayo Estrategias feministas de deconstrucción del objeto de estudio de la economía (2004), la pensadora española señala como estrategia de deconstrucción (desvelamiento de las ideas implícitas detrás de una elaboración teórica) del objeto de estudio de la ciencia económica, el descubrir y revalorizar al “otro” económico, el trabajo doméstico no remunerado[4]. Según la crítica feminista, aceptar la definición de economía como “el estudio de procesos a través de los cuales las cosas –bienes, servicios, y activos financieros- se intercambian [dentro de un mercado]” (Nelson, 1995: 11), significaría: Primero, desconocer todas las actividades realizadas tradicionalmente por mujeres y que no forman parte del mercado, como son el cuidado de la casa, los niños, los parientes enfermos y los ancianos. A su vez, esto implicaría situar a la familia en un tópico por fuera del análisis económico. ¿Porqué considerar los cuidados a niños, ancianos y enfermos un tema válido para la investigación económica sólo si son proporcionados en el mercado o por el estado nación, pero no si se realizan dentro de los hogares[5]? El sacar a la luz este tipo de ambigüedades puede ayudar a construir un definición de economía de mayor amplitud, que no utilice al mercado como único criterio para demarcar la frontera entre lo que es económico y lo que no. Segundo, aceptar la marcada línea divisoria entre el interés personal (mercado) y el altruismo (familia). En esta formulación las mujeres son confinadas a la familia y definidas como desinteresadas por naturaleza; la familia es idealizada como espacio de benevolencia e igualdad, carente de conflictos por formas arbitrarias en la distribución de los recursos; y, la utilidad individual de las mujeres es fácilmente agregada dentro de la utilidad del conjunto familiar.

Sin embargo, hay algo que aún nos mantiene en vilo. ¿Qué hay de ese “otro” económico, el crimen organizado? Los mercados negros a nivel mundial mueven gran parte de la economía mundial, sin existir un rubro en cuentas nacionales que los puedan contabilizar. El tráfico ilegal de drogas, armamento y personas; la pornografía infantil, las diversas formas de prostitución constituyen negocios que generan márgenes de rendimiento enormes (en comparación con negocios “legales”) a elevados riesgos, dado su carácter de negocios ilegales. Al igual que los trabajos domésticos no remunerados permiten la existencia del capitalismo “formal” al servirle de colchón frente a políticas laborales de “ajuste” y cubrir las necesidades que éste no puede (o no le interesa) satisfacer, los mercados negros le otorgan liquidez y cubren todas las necesidades social y éticamente censuradas. La economía feminista se enfoca en el ocultamiento sufrido por la esfera doméstica a cargo de la esfera mercantil, brindándole a ésta última un carácter homogéneo que en la “realidad” no posee. Esto queda evidenciado en un aspecto puntual: El Estado, ente encargado de la regulación y la redistribución, carece de autoridad en estos mercados. Su participación se limita a la persecución o la complicidad (por obra u omisión).

Cambio de metáfora: El anaglifo

Las imágenes de anaglifo o anaglifos son imágenes de dos dimensiones capaces de provocar un efecto tridimensional, cuando se ven con lentes especiales de un color diferente para cada ojo. Se basan en el fenómeno de síntesis de la visión binocular y fue patentado por Louis Ducos du Hauron en el 1891. Las imágenes de anaglifo se componen de dos capas de color, sobreimpuestas, pero movidas ligeramente una respecto de la otra para producir el efecto de profundidad. Usualmente, el objeto principal está en el centro, mientras que lo de alrededor y el fondo han sido movidos lateralmente en direcciones opuestas. La imagen contiene dos imágenes filtradas por color, una para cada ojo. En síntesis, cuando se ve a través de las Gafas anaglifo (las antiguas gafas 3D rojas y azules), se apreciará una imagen tridimensional. La corteza visual del cerebro fusiona las imágenes recibidas de cada ojo, y las interpreta como una imagen con profundidad. Realmente es un engaño a nuestro cerebro.

El fenómeno de síntesis de la visión binocular presente en las gafas de anaglifo se revela cuando apreciamos al sistema capitalista desde la teoría económica tradicional. Lo único perceptible es la imagen tridimensional (engaño) situada en el centro, mientras que las imágenes de los extremos (reales) son siempre ignoradas. En estos espacios se pone de manifiesto con mayor crudeza las características inherentes de nuestro modo de producción: La violencia y arbitrariedad presente tanto en la esfera doméstica, como en los mercados negros. Optar por la imagen de anaglifo como metáfora explicativa del capitalismo imperante y, de la mercancía (su forma elemental), refuerza la idea del carácter banal antes descrito (la imagen en 3D no existe), pero toma en consideración dos esferas concretas que escapan al imperio de las obligaciones y los derechos humanos, poniendo en evidencia lo perverso del patriarcado capitalista[6] como proyecto civilizatorio.

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[1] En su libro History of Economics Analysis [Historia del Análisis Económico] (1954), el Joseph Schumpeter señala que para Ricardo los precios relativos (valores de cambio) y los valores son básicamente lo mismo, mientras que para Marx los valores y los precios no lo son: “Pero precisamente los historiadores no-marxistas deberían haberse dado cuenta –aunque la mayoría no lo haya hecho– de que hay una diferencia mucho más fundamental entre la teoría del valor-cantidad de trabajo de Marx y la […] de Ricardo. Ricardo, que ha sido el menos metafísico de todos los teóricos, introdujo la teoría del valor-cantidad de trabajo como mera hipótesis para explicar los precios relativos efectivos […] que observamos en la vida real. Para Marx, el más metafísico de todos los teóricos, la teoría del valor-cantidad de trabajo no era una mera hipótesis sobre los precios relativos. La cantidad de trabajo contenida en los productos no se limitaba a ‘regular’ su valor. Era su valor, la ‘esencia’ o ‘sustancia’ de su valor. Los productos son trabajo cristalizado” (Schumpeter, 1994: 662-663).
[2] A este grupo también pertenecieron Ludwig von Mises (1881-1973) y Friedrich August von Hayek (1899-1992).
[3] “El concepto de banalidad en Marx es muy importante; al principio del Capital, explica que, a diferencia de Perseo, él tiene que hundirse en la bruma para mostrar que de hecho no hay monstruos ni enigmas profundos, porque todo lo que hay de profundo en el planteamiento que hace la burguesía acerca de la moneda, el capital, el valor, etc. no es en realidad sino una banalidad” (Foucault, 1981: 31).
[4] En este grupo se puede incluir, como lo hacen las teóricas feministas, cualquier actividad de corte cooperativo que no implique una remuneración mercantil.
[5] Gary Becker es uno de los economistas que si ha considerado a los hogares dentro de sus investigaciones económicas. Sin embargo, para Becker las familias son “económicas”, ya que pueden ser modeladas en términos de lecciones y mercados (Nelson, 1995: 12).
[6] El término patriarcado capitalista nos parece adecuado para nombrar al actual proyecto civilizatorio. Por ende, reconocemos la existencia previa de un patriarcado feudal y la imposibilidad de un capitalismo no patriarcal. Rechazamos de antemano, el término patriarcado capitalista como una categoría universal y descontextualizada, al menos en nuestro presente análisis.

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Esquema Explicativo del modo de producción capitalista

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Examine Marxist Views of the Role of the Family.

...sociologists believe that the family is shaped by the requirements of capitalism and serves to support and maintain this unjust and exploitative system. They believe that the family exists to reproduce labour power, to consume the products of capitalism and to provide emotional support for workers to help them cope with the harsh reality and to accept their inequalities. Engels, a Marxist sociologist, believes that family was only needed when private property emerged and that monogamous families were a means of passing on private property to heirs as they provided proof of paternity. Zaretsky, another Marxist sociologist, supported Engels’ theory but also believed that family helps workers to live with their oppression by giving them a measure of control over their own lives. Functionalism is similar to Marxism as they are both macro-theories which means they look at society as a whole rather than at specifically one aspect. They are also both structural theories which means that they view the family as part of a system and that people are products of this system. However, functionalism differs to Marxism as functionalists believe that the family works harmoniously and that value consensus exists within society whereas Marxists believe that conflicting views are normal. Functionalists also believe that the family benefits everyone in society whilst Marxists believe the family only benefits the bourgeoisie and capitalism. Another difference between the two is that functionalists believe...

Words: 1359 - Pages: 6

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Communism And Motherhood

...the capitalist system is its ability to outlast the passing of generations. “The owner of labor-power is mortal.” The solution, of course, is to ignore the individual and, as capitalism has done, engineer a system in which labor transcends its vessel. “If then his appearance in the market is to be continuous, and the continuous conversion of money into capital assumes this, the seller of labor-power must perpetuate himself, in the way that every living individual perpetuates himself, by procreation.” Marx defines reproduction as only the creation of a source of labor identical to the one it replaces; reproduction encompasses neither the nearly year long process of childbirth or...

Words: 951 - Pages: 4

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Assess the Contribution of Marxism

...Religion is the escape to find hope and salvation in the sense that one day they don’t have to work under the rich people. Marxism is the theoretical debate on understanding of different classes in society, taking as its starting point the necessary economic activities required by everyday people to provide for their material needs. Engels and zaretskys view will be discussed as well as the new rights, functionalists and Marxist feminists. Friedrich Engels Engels (1820-1895) was a German social scientist as well as becoming the joint father of Marxism. He had his own view of the theory. He argued the nuclear family was born out of the capitalists’ society. Men ultimately had greater control over women. Women were seen as Chattels (the husbands’ property). All land was owned by men. Women practically had nothing but a name. This is why men wanted male heirs, so they could pass down everything to an upcoming man. With daughters they would be married...

Words: 811 - Pages: 4

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Assess the Contribution of Feminist Perspectives to Our Understanding of Society (33 Marks)

...Assess the contribution of feminist perspectives to our understanding of society (33 marks) Feminists see society as patriarchal. They seek to describe, explain and change the position of women within society. The first ‘wave’ of feminism appeared in the late 19th century with the suffragette’s campaign for the right for women to vote. Even though all feminists oppose women’s subordination, there are disagreements on its causes and how to overcome it. Liberal or reformist feminists believe that traditional prejudices and stereotypes about gender differences are a barrier to equality. They believe all human beings should have equal rights. Since both men and women are human beings, both should have the same opportunities. Liberal Feminists argue that laws and policies against sex discrimination in employment and education can secure equal opportunities for women. Campaigning for changes in law can bring about change and we can bring about change through a cultural shift within society. They reject the idea that biological differences make women less competent or rational than men or that men are biologically less emotional or nurturing than women. To bring about change we must shift society’s socialisation patterns. For example society must seek to promote appropriate role models in education and the family by doing this we will benefit from a cultural shift and gender equality will become the norm. Liberal Feminists believe that changes in socialisation and culture are gradually...

Words: 1744 - Pages: 7

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Main Role of the Family Is to Serve Capitalism

...Using material from item 2b and elsewhere assess the Marxist view that the main role of the family is to serve the interests of capitalism. Marxism is a conflict theory which sees all society’s institutions, such as the education system, the media, religion and the state, as helping to main class inequality and capitalism. For Marxists, therefore, the functions of the family are performed solely for the benefit of the capitalist system. This view contrasts sharply with the functionalist view that the family benefits both society as a whole and the individual members of the family. First of all one reason in which the family does serve capitalism, is through the origin of the family. Engels argued that the need for the family arose when society started to value private property. With the rise of private property an organised system of inheritance became necessary. This serves capitalism, because if land and fortunes are inherited, inequality will be reproduced, in that middle class families can pass on more property to their family. Whilst the working class have little if anything to pass down to their family. This goes against everything to do with communism as they believe that property and earning should be shared. Therefore, this shows that the family serves capitalism. Engels also argued that monogamy arose. This was so that the farther knew who their offspring was, so that they could pass their property down to them. This...

Words: 814 - Pages: 4

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Structural Theories

...action theory and that view is in society there is struggle between the powerful and the powerless. They also have a view on feminism and that is it’s not just men who exploit women but also capitalist. Their view is capitalism is the root of all exploitation which also creates competition between social classes. They have views on the role of the family and they believe family maintains capitalism. They have a very strong opinion on school and believe education reproduce a passive workforce for capitalism as in students are taught workers should accept their position and that causes less conflict for the capitalists. They also believe education creates class inequality as in upper class are meant to succeed whilst lower class are meant to fail. They believe school is just preparation for the work force as in the rules students are told follow. This creates ideological dominants by the school as they promote the rich stay rich and the poor stay poor. They also believe that education reproduces the public structure. The Marxist theory has been criticised by other theories which is typical in sociology. Functionalists believe they focus too much on class and need to look more at ethnicity, sex and gender differences. Feminists also believe that woman is exploited in a patriarchal society and not just capitalism. Patriarchal is male dominant. Functionalist also disagree with their point that society is conflictive and they believe society is harmonious as we all share the same common...

Words: 1710 - Pages: 7

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Capitalism vs. Communism

...Liberal capitalism was as well known and tried system in Great Britain during the 19th century. However, around the late 19th century a new system began to appear, communism. These two systems were quite different when it came to their political and economic views. This new system gave rise to some believing that maybe it was time for Great Britain to change their former system of liberal capitalism to one that is more communist in nature. Others believed it was better to leave the system as it was. To decide on which would be better for the country one must first look at the ideas that lay behind both liberal capitalism and communism. One had to delve into the core of both systems and discover not only the positive implications, but also the possible negative implications as well. The term liberal capitalism is one that was well known throughout Great Britain. It was a system based upon the individual. It was a system that was primarily driven by free enterprise and the existence of classes. The government had very little say in what the market was like; this was known as a free market. The primary view was that this was the best form of economic system due to the fact that the individuals themselves set the amount of production and the prices of those products. David Ricardo believed that the wages received naturally fluctuated to meet the minimum subsistence requirements for workers. As he stated, “The market price of labour is the price which is really paid for it” (“Ricardo...

Words: 1022 - Pages: 5