Porfiriato

Después de su primer periodo constitucional, que abarco de 1877 a 1880, Porfirio Díaz busco la manera de perpetuarse en el poder y preparó el camino para reelegirse hasta 1910. Él quería lograr la prosperidad económica y centralizar el poder, así que fomentó la inversión extranjera e insertó a México en el mercado internacional mediante el impulso a las exportaciones que beneficiaron el desarrollo del país y las clases poderosas. Centro el poder en su persona y se rodeó de hombres de ciencia que fueron los artífices del modelo económico.

Los distintos grupos sociales mostraban inconformidad por la falta de reparto del poder. La clase política y las elites locales gozaban del buen vivir, mientras que la clase media emergente buscaba alcanzar más beneficios mediante la educación y las clases desposeídas, que se dedicaban a las labores del campo, no tenían cabida de mejoría.

Se había gestado una producción industrial que generó una clase obrera y la minería tuvo un crecimiento mayor. Además las construcción del ferrocarril modificó el pasaje rural y urbano. Uno de los pivotes del modelo económico fue la inversión extranjera en el petróleo, la banca, la industria y el comercio. La modernización motivó el crecimiento de la clase trabajadora. Las empresas grandes eran en su mayoría extranjeras y las condiciones de desigualdad generaron descontento, fomentando un sentimiento nacionalista.
Agonía de una Dictadura

El beneficio que Díaz le dio a los extranjeros deterioró su relación con algunas elites locales y la falta del reparto del poder generó levantamientos contra el dictador. Las huelgas laborales demostraban la incapacidad del régimen de satisfacer las demandas de estos grupos, por lo que se formó el Partido Liberal Mexicano (PLM). Sus líderes Ricardo y Enrique Flores Magón fueron radicalizando sus posturas por la actitud del gobierno y publicaron el periódico Regeneración, que fue prohibido en México. Díaz logró conciliarse con la Iglesia católica y esto le permitió legitimar su dictadura.

Díaz propició la modificación del periodo de gobierno de cuatro a seis años y creó la figura del vicepresidente con la idea de que si faltaba, fuera suplido por su incondicional Ramón Corral, que fue parte sustancial en el gobierno impuesto por Díaz en Sonora. Se acrecentó la oposición al régimen de Díaz por la crisis económica y por la ofensiva que ejercían los “científicos” contra elites locales.
Elecciones de 1910 e Inicio de la Revolución

En 1908, se realizó una entrevista entre el periodista James Creelman y Porfirio Díaz, que declaró que se retiraría del poder. Se desataron movimientos en las elites para buscar representarse como candidatos pero al darse cuenta de que no estaba dispuesto a dejar el poder, buscaron competir por la vicepresidencia. Uno de éstos grupos estaba liderado por José Ives Limantour y otro por Bernardo Reyes. Pero Díaz no aceptó a estos grupos y confirió a Reyes una misión militar en Europa. La desilusión de sus seguidores los animó a unirse a las fuerzas de Francisco I. Madero, que encabezaba el Partido Antireeleccionista.

Madero optó por pronunciarse en contra del gobierno establecido y publicó La sucesión presidencial de 1910, donde señalaba que el problema de México era el mando ilimitado de un hombre y proponía elecciones libres, independencia de prensa y reforma del poder judicial. El 5 de junio de 1910 fue encarcelado en San Luis Potosí acusado de sedición, pero al ser liberado bajo fianza, escapó a Texas donde lanzó el Plan de San Luis en el que desconocía el gobierno de Díaz. Llamó a la lucha revolucionaria para el 20 de noviembre y dijo que cuando triunfara convocaría a elecciones después de dominar la capital y la mitad de los estados y devolvería las tierras a quienes habían sido despojados de ellas.

Pero la lucha armada no prendió como esperaba hasta enero de 1911. En marzo, se unieron a la lucha Emiliano Zapata y Pablo Torres Burgos y varios grupos más. El presidente William Taft mandó tropas a la frontera, y se interpretó como cierta simpatía por los revolucionarios. Esto resulto decisivo para que en abril Díaz ofreciera llevar a cabo reformas políticas pero al ser ya muy tarde desterró a Europa a Ramón Corral. Madero ordenó levantar el sitio de Ciudad Juárez pero se manifestaron discrepancias entre los revolucionaros que la decidieron atacar el 8 de mayo. A los dos días, tomaron la plaza, Madero instaló un gobierno provisional y el 21 de mayo se firmó un tratado que con ello dio la renuncia de Día y se exilio a París.
Gobierno Provisional

El Tratado de Juárez acordó la renuncia de madera como presidente provisional y en su lugar nombraron al ministro de Relaciones, Francisco León de la Barra, quien se encargaría de pacificar y convocar a elecciones. El poder provisional mantuvo a varios funcionarios porfiristas y esto acrecentó las diferencias entre los revolucionarios pues parecía que Madero no estaba dispuesto a romper con el antiguo régimen. Además, Madero anunció el 9 de julio que se disolvería el Partido Antirreleccionista y que había nombrado a un comité para formar el Partido Progresista, y nombró a José María Pino para candidato a la vicepresidencia. Durante el verano se formaron más partidos políticos para participar en las elecciones que se celebrarían en octubre.

El gobierno interino no dejó satisfechos a los diversos sectores por lo que, al ser elegidos el 1º de octubre de 1911, Madero y Pino Suárez, se generaron graves consecuencias para el país.

Gobierno Constitucional: Francisco I. Madero

El 6 de noviembre Madero juró como presidente de la República. No renovó por completo la clase política. Varios partidos políticos se organizaron para participar en las elecciones al Congreso a mediados de 1912 para renovar en su totalidad la Cámara de Diputados. Debido a unas inconsistencias en el proceso electoral, se dieron unos enfrentamientos en el Colegio Electoral, donde lo que estaban en oposición atacaron la labor maderista y exageraron noticias sobre rebeliones. La Cámara de Senadores había sido renovada en un 50%, lo que fomentó discrepancias. Los revolucionarios fueron incapaces de limitar el poder de los porfiristas pero el poder Judicial recobró su independencia. Una de las primeras acciones de Madero fue el licenciamiento de las tropas, que generó el descontento y debilitó el capital político.

Emiliano Zapata lanzó el Plan de Ayala el 25 de noviembre con el lema “Reforma, libertad, justicia y ley”, cuyo lema era la restitución, dotación y nacionalización de las tierras a quienes tenían títulos de propiedad. Zapata era presidente del Comité de Defensa de los Pueblos Anenecuilco-Ayala-Moyotepec y había apoyado a Madero para que recompensara a los indígenas pero al no cumplirle con premura, Zapata se lanzó contra él e hizo su primer reparto agrario el 30 de abril. El 11 de diciembre se creó la Oficina del Trabajo para mediar los conflictos obrero-patronales, que resolvió 70 huelgas en su primer año. Madero buscó impulsar modificaciones legales que beneficiaran a los trabajadores.

En enero de 1912, se rebeló José Inés Salazar con el Plan de Santa Rosa en Chihuahua y Madero encomendó a Pascual Orozco para sofocar el movimiento. Sin embargo, éste después de haber retomado Ciudad Juárez y Chihuahua, se unió a los rebeldes y lanzó el Plan de la Empacadora. William Taft decretó un embargo en el envío de armas y municiones a México.

Se dieron unos levantamientos en Chihuahua y Sonora fueron originados por la inconformidad por el cobro de nuevos impuestos, y sus líderes combatieron a Orozco y a los miembros de las élites sociales que se le unieron. Las fuerzas orozquistas se rindieron y propició el desgaste de la presidencia revolucionaria. Además se formaron grupos como la Confederación de Círculos Obreros Católicos que demandaban aumentos salariales, sustetnados por la encíclica Rerum Novarum de Leon XIII, que propiciaron la fundación de montepíos, cajas de ahorro y centros de asistencia médica y se formó también la Casa del Obrero Mundial (COM). Madero mandó encarceló a los jefes mexicanos y expulso a los extranjeros, ya que se inclinaban al anarquismo.

Decena Trágica