Apostando por el planeta
Por John Tierney
En 1980, un ecologista y un economista eligieron una refrescante y poco académica forma de resolver sus diferencias. Ellos apostaron $1,000. Especificamente, la apuesta fue superior al futuro precio de 5 metales, pero había mucho más en juego—una perspectiva de los últimos límites del planeta, una visión del destino de la humanidad. Esta fue una apuesta entre Cassandra y el doctor Pangloss de nuestra era.
Ellos dirigieron 2 escuelas intelectuales, a veces llamadas los Maltusianos y los Cornucopianos, otras veces simplemente los Fatalistas y los profetas del Boom- que utilizan lo último en computadores-generando gráficos y fundaciones-generando fondos para debatir si el mundo está cada vez mejor o cada vez peor. El argumento ha sido generalmente tan inútil como viejo, ya que las dos partes nunca parecen estar mirando a la misma parte del mundo al mismo tiempo. Dr. Pangloss ve una granja de silos llenos con un record en cosecha; Cassandra ve la capa superficial del suelo erosionando y pesticidas filtrándose en las aguas subterráneas. Dr. Pangloss ve a las personas viviendo más años; Cassandra ve las selvas tropicales siendo diezmada (destruidas). Pero, en 1980 estos oponentes lograron ponerse de acuerdo en una forma para trazar y poner a prueba el futuro del mundo. Ellos se comprometieron a respetar los resultados exactamente 10 años después - en octubre de 1990 - y pagar de sus propios bolsillos.
Los apostantes, quienes no se han conocido en todos estos años en que han estado peliando, son ambos profesores de 58 años quienes crecieron en los suburbios de Newark. El ecologista Paul. R. Ehrlich ha sido uno de los científicos más conocido desde la publicación “La bomba demográfica” en 1968. Más de 3 millones de copias fueron vendidas, y él se convirtió en, tal vez, el único autor entrevistado por una hora en el programa “The tonight show”. Cuando el no está enseñando en la universidad de Standford o estudiando las mariposas en Rockies, Ehrlich puede ser generalmente encontrado en un avión dirigiéndose a dar una conferencia, recibiendo algún premio o apareciendo de vez en cuando en el comercial de “Today show”. Este verano ganó una concesión de cinco años de la Fundación MacArthur por 345.000 dólares, y en septiembre se fue a Estocolmo a compartir la mitad del premio Crafoord de 240.000 dólares, el cual es la versión ecologista del premio Nobel. Sus innumerables éxitos personales no han cambiado su posición en el debate sobre el destino de la humanidad. Él es el pesimista.
El economista, Julian L. Simon de la Universidad de Maryland, a menudo habla de sí mismo como un marginado, lo cual no es del todo cierto. Sus libros llevan propagandas de la chaqueta de los economistas ganadores del Premio Nobel, y sus puntos de vista han ayudado a conformar las políticas en Washington durante la última década. Pero Simon ciertamente nunca ha disfrutado del éxito académico de Ehrlich o su atractivo popular. En el primer Día de la Tierra en 1970, mientras que Ehrlich fue noticia nacional por ayudar a lanzar el movimiento ambiental, Simon se sentó en un auditorio de la universidad a escuchar como un zoólogo lo denunció como un reaccionario cuya obra "carece de beca o de sustancias. " Simon se vengó, primero lanzando una bebida en la cara de su crítica en una fiesta de la facultad y después al convertirse en el azote( en la plaga) del movimiento ecologista. Cuando dio a conocer su feliz visión de la tecnología benéfica y el progreso humano en la revista de ciencias en 1980, esto atrajo un montón de enojadas cartas en la historia de la revista.

De alguna forma, Simon va más allá que Dr. Pangloss, el tutor en “Candide” quien insiste en que todo es para mejor en este mejor de los mundos posibles. Simon cree que el mundo de hoy simplemente es el mejor hasta ahora. Mañana, será mejor todavía porque habrá más personas produciendo ideas más brillantes. El argumenta que el crecimiento de la población no constituye una crisis sino que a la larga es una bendición que en última instancia significa un ambiente más limpio, una humanidad más sana y más abundantes suministros de alimentos y materia prima para todo el mundo. Y este progreso puede continuar indefinidamente porque - "por increíble que pueda parecer en un principio", escribió en su artículo de 1980 - los recursos del planeta en realidad no son finitos. Simon también encontró espacio en el artículo para criticar, entre otros, Ehrlich, Barry Commoner, Newsweek, la Federación Nacional de Vida Silvestre y al secretario general de las Naciones Unidas. Se titulaba “Recursos, población, medio ambiente: un exceso de oferta de falsas malas noticias."
Un furiosos Ehlrich se preguntó como el artículo ha pasado la revisión de los pares en la revista científica líder en América. “Pudieron los editores haber encontrado a alguien para revisar los manuscritos de Simon quien tuviese que quitarse los zapatos para contar hasta 20?”. Ehrlich preguntó en una refutación escrita con su esposa Anne, también ecologista en Stanford. Ellos proporcionaron una simple aritmética: los recursos del planeta tuvieron que ser divididos entre la población que luego fue creciendo a una proporción sin precedentes de 75 millones de personas al año. Los ehrlichs llamaron a Simon el líder de un “culto del cargamento de la era espacial” por economistas convencidos de que los nuevos recursos podrían milagrosamente caer de los cielos. Por años los Ehrlichs han estado tratando de explicar el concepto ecológico de “capacidad de llevar “a esos economistas. Ellos han estado advirtiendo que el crecimiento de la población fue superando los suministros de comida, agua fresca, y minerales de la tierra. Pero ellos no pudieron lograr que los economistas escucharan.
“Para explicarle a alguno de ellos la inevitabilidad de la ausencia de crecimiento en el sector de materiales, o…que los productos básicos volverán caros,” los ehrlichs escribieron, “les gustaría intentar explicar, incluso días, la distribución del gas a un arándano”.
Ehrlich decidió poner su dinero donde estaba su boca respondiendo al desafío abierto emitido por simon a todos los maltusianos. Simon ofreció dejar a cualquiera que elija cualquier recurso natural- granos, petróleo, carbón, madera, metales- y cualquier fecha futura. Sí el recurso realmente se volviese escaso como el crecimiento de la población mundial, luego el precio debería subir. Simon quería apostar que el precio podría en su lugar disminuir para la fecha acordada. Ehrlich burlonamente anunció que podría “aceptar la sorprendente oferta si otras personas codiciosas entraran”. Él entonces formó un consorcio con John Harte y John P. Holdren, colegas en la Universidad de California en Berkeley especializados en energía y cuestiones sobre recursos.
En octubre de 1980 los Ehrlichs apostaron $1000 en 5 metales- cromo, cobre, níquel , estaño y tungsteno- en cantidades que cada uno costaban $200 en el mercado actual. Un contrato futuro se elaboró obligando a Simon venderle a Ehrlich, Harte y Holdren esas mismas cantidades de metales 10 años después, pero con los precios de 1980. Sí en 1990 los precios combinados se volvieran más altos que los $1000, Simon tendría que pagarle la diferencia en efectivo. Si los precios cayeran, ellos tendrían que pagarle a él. El contrato fue firmado, y Ehrlich y Simon se atacaron uno al otro durante los 80´. Durante esa década el crecimiento de la población mundial creció por más de 800 millones, el mayor incremento en la historia, y la reserva de metales en la corteza terrestre no consiguió ninguna otra más grande.
“Población, cuando esta desenfrenada, crece en una proporción geométrica( 2, 4, 8, 16, 32, 64). Subsistencia crece solo en una proporción aritmética(2, 4, 6, 8, 10, 12)”- Thomas Robert Malthus, 1798. “Población crece más que los alimentos , científicos advierten al mundo”- titular en página principal en el The New York Times, Septiembre 15, 1948, arriba de un artículo sobre el “oscuro panorama para la raza humana” debido a “sobrepoblación y la situación de los recursos naturales. “Sin lugar en el bote salvavidas”- titular en el The New York Times, Abril 16, 1978, arriba de un artículo advirtiendo que “el costo de los recursos naturales va subiendo” como aumento de los guardias de la población en “La era de la escases.”
“La tierra tiene recursos limitados, y si no los reciclamos, los usamos.”- Meredith Baxter-Birney, quien juega como la madre en el show televisivo Family ties, en un reciente mensaje público de Greenpeace mostrando a la familia clasificando basura en el living.
Es una proposición evidente en un mundo finito: las cosas se agotan. Debe haberle ocurrido al Homo habilis cuando buscaba rocas para hacer sus primeras herramientas 2,5 millones de años atrás. Aristóteles y Platón compartieron la misma preocupación que la emisión de los Family ties. Los indios americanos lo pusieron con suavidad en un proverbio que ha sido adoptado como slogan hoy en día por los ambientalistas: “nosotros no heredamos la tierra de nuestros padres. Nosotros se la prestamos a nuestros hijos.” Las ideas dan forma a nuestras acciones cuando juntamos periódicos para evitar que se agote la madera para papel y la tierra para los vertederos de basura. Eso afecta a nuestras políticas nacionales cuando enviamos soldados a el golfo pérsico para prevenir que Saddam Husein consiga el “dominio absoluto” sobre los suministros desaparecidos de petróleo. Este es el miedo que Paul Ehrlich elevó en 1974: “Qué haremos cuando la bomba (de petróleo) se seque?”
El contra-argumento no es tan intuitivamente convincente. En general, ha consistido en una simple pregunta: ¿Por qué los recursos no se han agotado todavía? Los que hacen esta pregunta actualmente son los economistas, que es un cambio, ya que sus antecesores fueron los que iniciaron las preocupaciones por la escasez de los recursos. La economía a primera instancia fue llamada "la ciencia sin base" en el último siglo debido a las predicciones de Malthus de la hambruna masiva. Malthus tuvo muchos sucesores, el más elocuente de ellos fue un economista británico llamado William Stanley Jevons.
En 1865 Jevons publicó " The Coal Question: An Inquiry Concerning the Progress of the Nation, and the Probable Exhaustion of Our Coal Mines" En muchos aspectos, era muy similar a los libros que aparecieron durante la crisis energética en la década de 1970. Tenía gráficos que mostraron curvas parabólicas de la población y el consumo de carbón aumentando bruscamente, y gráficos de estimaciones sobre reservas inadecuadas de carbón. "La conclusión es inevitable", Jevons escribió, "nuestro presente feliz progresiva es algo con tiempo limitado."
A diferencia de los profetas de un siglo más tarde, sin embargo, Jevons no estaba seguro de que la respuesta era la conservación obligatoria. A primera vista, escribió, parecía existir un caso claro para el gobierno limitando el uso de energía." Para dispersar tan pródigamente la riqueza mineral es ser derrochadores de nuestra capital - a desprenderse de aquello que nunca va a volver". Advirtió que esto podría conducir al colapso repentino de la civilización británica. Sin embargo, señaló que gran parte de esa civilización, como " nuestra riqueza en literatura y la filosofía, "nunca podría haber existido sin "el gasto pródigo de nuestra energía material". En reducir el consumo de carbón sólo podría traer de vuelta el estancamiento, advirtió, y terminó su libro con una frase en cursiva: "Tenemos que tomar la decisión trascendental entre breve grandeza y la mediocridad. "
Había muchos otras avistamientos del final. Una crisis energética surgió a mediados del siglo 19, cuando la disminución de ballenas elevó el costo de los productos de iluminación como las lámparas de aceite y velas. En 1905 el presidente Theodore Roosevelt advirtió a América sobre una "hambruna de la madera", una preocupación que llevó a una propuesta para prohibir los árboles de Navidad. En 1926 la Junta de Conservación de Petróleo Federal anunció que los Estados Unidos tenía un suministro de siete años de petróleo.
Los naturalistas reemplazaron gradualmente a los economistas como los principales profetas del final. Dominaron el movimiento conservacionista a principios de este siglo , y en 1948 dos de ellos - Fairfield Osborn, el presidente de la Sociedad Zoológica de Nueva York, y un ornitólogo llamado William Vogt - iniciaron un debate nacional mediante la publicación en libros populares: "Nuestro Planeta deteriorado" y "Camino a la sobrevivencia", respectivamente. Ambos advirtieron de la superpoblación, la escasez de recursos y las futuras hambrunas. El libro de Vogt lamentó la pérdida de " dichos bienes de capital irremplazables como el suelos y minerales". Vogt estaba preocupado por uno de los metales que apareció décadas después en la apuesta de Ehrlich -Simon, y advirtió que "podríamos ir a la guerra para asegurar el acceso a este recurso". El suministro mundial de tierras agrícolas, escribió, estaba "reduciendo rápidamente" y " todos los años se produce menos alimentos". Las últimas cosechas de Estados Unidos eran "causas de un clima favorable". Ya que Estados Unidos ya estaba superpoblado, una caída del nivel de vida es inevitable. Y si la humanidad no siguió "Camino a la sobrevivencia" de Vogt – la conservación y control de la población – existía una ruta alternativa presentada en la última frase del libro: "Al igual que los cerdos de Gadara, vamos a correr por una pendiente devastado por la guerra hacia una existencia bárbara en los escombros ennegrecidos".
Ambos libros hicieron una impresión en el adolescente Paul Ehrlich. Ya entonces era un naturalista, gracias a un mentor en el Museo de Historia Natural en Nueva York, quien le animó a estudiar mariposas y publicar trabajos cuando todavía era un estudiante de la secundaria en Nueva Jersey. Ehrlich fue a estudiar zoología en la Universidad de Pennsylvania. Se casó con Ana en 1954, mientras estaba en la escuela de posgrado en la Universidad de Kansas, y ellos ponen sus principios de Malthus en práctica por limitarse a un niño. Ehrlich hizo una vasectomía en 1963.
A mediados de los años 60, Ehrlich comenzó a dar conferencias públicas sobre el problema de la población. Uno llamó la atención de David Brower, entonces director ejecutivo del Sierra Club, que le llevó a Ballantine Books. Corriendo para publicar su mensaje a tiempo para las elecciones presidenciales de 1968, Ehrlich produjo el que podría ser el best-celler ecológico de todos los tiempos “The Population Bomb” (La bomba de la población).
Fue “The Tonight Show” su libro famoso. Como Ehrlinch lo recuerda, Joan Rivers pasó primero, contar chistes sobre su noche de luna de miel ("Yo triste, apague las luces ... apagar las luces ... cerrar la puerta del coche."). Luego hubo una estrella cuyas respuestas de una sola palabra hizo las cosas tan torpe que Ehrlich fue trasladado de urgencia a principios de rescatar a Johnny Carson.
“Fui e hice básicamente en un monólogo” , Ehrlich recuerda.” Yo hablaría hasta que el comercial, y durante el descanso me alimentaré, Johnny una pregunta, y luego me contesto hasta el próximo comercial. Me dieron el mejor cumplido después de la feria, cuando estaba caminando detrás de Johnny decir, “Chico, Pablo realmente salvó el espectáculo” ”.
The Tonight Show consiguió más de 5.000 cartas sobre la apariencia Ehrlich , el primero de muchos en el programa. Apariencia Ehrlich , el primero de muchos en el programa. Ehrlich ha sido inundado desde las solicitudes de conferencias, entrevistas y opiniones.
Él es un híbrido raro : el académico, que mantiene intacta su reputación profesional sin dejar de complacer a las masas . Los científicos destacan sus trabajos sobre las mariposas y los libros de texto sobre ecología ; programas de entrevistas promocionan sus libros populares y les encanta su estilo afable contundente. Él nunca ha sido una persona que pelos en la lengua o predicciones de cobertura.
La bomba demográfica comenzó : " la batalla para alimentar a toda la humanidad ha terminado. En la década de 1970 el mundo sufrirá hambrunas - cientos de millones de personas van a morir de hambre . Ehrlinch escribió que nada puede impedir un aumento sustancial de la tasa de mortalidad mundial y que grandes excedentes agrícolas de los Estados Unidos se han ido.
Seis años más tarde, en un libro que escribió con su esposa , El Fin de la opulencia , levantó la cifra de muertos . El libro hablaba de un desastre nutricional que parece probable que sobrepase la humanidad en la década de 1970 .
Debido a una combinación de la ignorancia , la codicia y la insensibilidad , la situación se ha creado que podría llevar a un billón o más personas se mueren de hambre . El libro predijo que antes de 1985 la humanidad entrará en una verdadera edad de la escasez en la que " los suministros accesibles de muchos minerales claves estarán por agotarse. La escasez se haría sentir en América , así como el resto del mundo . "Una predicción general puede hacerse con confianza : el costo de alimentar a sí mismo y a su familia va a seguir aumentando. Puede haber pequeñas fluctuaciones en los precios de los alimentos, pero la tendencia general va a estar arriba.
Ehrlinch tenía razón en una cosa: la población mundial creció. Ahora es de 5,3 millones de dólares, 1800 millones más grande que cuando publicó la bomba población. Pero de alguna manera la persona promedio es más sano , más rico y mejor alimentados que en 1968 . El aumento previsto en la tasa de mortalidad mundial aún tiene que materializarse – la mortalidad infantil ha disminuido y la esperanza de vida ha aumentado, más dramáticamente en el tercer mundo . Ha habido hambrunas en los países afectados por la guerra, la sequía y las desastrosas políticas agrícolas , pero el número de personas afectadas por el hambre ha disminuido de manera constante durante las últimas tres décadas . De hecho, el número es mucho menor de lo que era durante las mismas décadas del siglo pasado, a pesar de que la población del mundo es mucho más grande. Expertos discuten sobre cuánto hambre sigue habiendo en el mundo, pero por lo general están de acuerdo en que la persona promedio en el tercer mundo está mejor alimentada hoy que en 1968 . La producción de alimentos ha aumentado más rápidamente que la población desde la publicación de la bomba de la población, como lo ha hecho ya que los libros de Vogt, Osborn y Malthus .
La mejor forma de ver lo que ha ocurrido con los precios de los alimentos - y para obtener una visión de la malthusiana de pensar - es considerar un gráfico de Lester R. Brown , otro doomster ampliamente citado . Brown ha sido durante mucho tiempo la principal fuente de Ehrlich y otros ecologista sobre las tendencias en agricultura - " la mejor persona en el país sobre el tema ", en palabras de Ehrlich . Brown es el presidente del Instituto Worlwatch en Washington, que hace noticia cada año con lo que denomina el documento de política pública más utilizado del mundo, su " Estado del Mundo " informe. El informe de este año incluye un gráfico, a continuación, de los precios de los granos que es interesante por un par de razones.
Consideremos, en primer lugar, cómo se compara con las predicciones de Brown de hace una década. Él era un pesimista en ese entonces por las mismas razones que Ehrlich, Vogt y Osborn lo habían sido: el aumento de población, la pérdida de tierra fértil, la creciente dependencia de los usos "no sostenibles" de riego, los fertilizantes y pesticidas. "El período de la seguridad alimentaria mundial ha terminado", escribió Brown en 1981. "A medida que la demanda de alimentos continúe presionando en contra de la oferta, inevitablemente los precios reales de los alimentos subirán. La pregunta ya no parece ser si van a aumentar, sino en qué cantidad. "Pero, como muestra el gráfico, los precios del grano cayeron rápidamente y alcanzaron mínimos históricos durante la década de 1980, continuando con una disminución a largo plazo que se remonta a los días de Vogt y Osborn (y Malthus, también, si extendemos el gráfico).
Ahora considere cómo Brown analiza estos datos. En un capítulo titulado "La ilusión de progreso" en el informe de este año, no se centra en la tendencia a largo plazo, sino que en los baches del gráfico en 1988 y 1989 -, cuando los precios subieron debido a factores como la sequía y un programa del Gobierno de los Estados Unidos que sacó tierras de cultivo de la producción. De cara a la década de 1990, Brown escribe: "El primer indicio económico concreto del deterioro ambiental parece ser que será el alza de los precios del grano."

Estamos apenas en la década de 1990, pero hasta el momento el pobre historial de Brown está intacto. Los precios del grano se han desplomado desde que publicó su predicción en el inicio del año. Los repuntes de finales de la década de 1980 provocaron que los agricultores planten más cultivos en respuesta al alza de los precios. El precio del trigo bajó más del 40% en el último año, y si usted dibuja aquello en el gráfico, aún se encontraría con otro mínimo histórico. Una vez más el día del juicio final predicho por Malthus tendrá que ser reprogramado.
Julián Simón recuerda que su primera visión de Paul Ehrlich ha sido uno de los momentos más frustrantes de su vida. Fue durante el furor que provocaba el Día de la Tierra hace dos décadas. Simon estaba sentado en su casa en Urbana, Illinois, mientras que Ehrlich estaba en "The Tonight Show" cautivando a Johnny Carson.
"Carson, el hombre más inimpresionable de todos, tenía una mirada de admiración estupefacta," Simon recuerda. "Él iba a hacer una consulta sobre el crecimiento demográfico y Ehrlich iba a comenzar diciendo, 'Bueno, es realmente muy simple, Johnny. Lo único que sé en esos días sobre la población era que nada de esto es simple. Pero, ¿qué podía hacer yo? Ir y a hablar con cinco personas?, aquí habia un hombre queriendo llegar a un público muy amplio, llevando una ofensiva contra la histeria ecologista, y me sentí totalmente impotente ".
En este punto, Simon aún estaba en las primeras etapas de ser un optimista. Había comenzado como un malthusiano pesimista. Después de estudiar psicología en la Universidad de Harvard y de recibir un doctorado en economía de la empresa de la Universidad de Chicago, se unió a la facultad en la Universidad de Illinois en 1963 Era un experto en marketing de pedidos por correo -. Su libro sobre el tema vendió 200.000 copias , más que cualquier otro que ha escrito desde entonces - y fue en busca de algo que hacer cuando escuchó las sombrías predicciones acerca de la sobrepoblación. A finales de 1960 comenzó la publicación de artículos sobre el uso de herramientas de marketing e incentivos económicos para persuadir a las mujeres a tener menos hijos. Pero entonces se encontró con el trabajo de economistas que muestran que los países con un rápido crecimiento demográfico no sufrían más que otros países. De hecho, muchos estaban haciendolo mejor. También se encontró con un libro, "La escasez y el Crecimiento", publicado en 1963 con la ayuda de Resources for the Future, un grupo de conservación dominado por los economistas.
El libro fue una revelación para él: que proporcionó las bases empíricas para el Cornucopianismo (La visión optimista). Los autores, Harold J. Barnett y Chandler Morse, rastrearon el precio de los recursos naturales se remontan a 1870 y encontraron que el precio de prácticamente todo había caído. El trabajador promedio hoy podría comprar más carbón con la paga de una hora de lo que podía antes, cuando Coal Question había sido publicado el siglo pasado. Al igual que él podría comprar más metales y más comida. Las cosas se estaban volviendo menos escasas a pesar de que la población había crecido.
La evidencia inspiró la vista Boomster de la historia, que luego fue refinada por Simon y otros, como Charles Maurice y Charles W. Smithson. Estos economistas, después, en la universidad Texas A & M , revisaron 10.000 años atrás de crisis de recursos y vieron un patrón: las cosas qué a veces se vuelven escasas, pero la gente respondió con innovaciones. Encontraron nuevos suministros o practicaron la conservación. Se las arreglaron para reciclar sin el beneficio de las políticas gubernamentales o exhortaciones morales de Greenpeace. Las tribus de la Edad de Piedra en zonas escasas de piedras aprendieron a afilar sus herramientas en lugar de tirarlas a la basura como tribus hicieron en áreas ricas en piedras.
A menudo, la escasez temporal llevó a un sustituto mucho mejor. La gran transición de los griegos de la Edad del Bronce a la Edad de Hierro hace 3.000 años, según Maurice y Smithson, fue inspirada por una interrupción del comercio debido a las guerras en el Mediterráneo oriental. La interrupción produce una escasez de estaño necesario para la fabricación de bronce, y los griegos respondieron a la crisis de bronce comenzando a utilizar el hierro. Del mismo modo, la escasez de madera en el siglo 16, Bretaña marcó el comienzo de la era del carbón; la escasez de aceite de ballena en 1850 llevó al primer pozo de petróleo en 1859. La escasez temporal ocurre, pero los cornucopianos argumentan que mientras el gobierno no interfiera - ordenando la conservación o estableciendo el tipo de control de precios que produjo líneas de gas de Estados Unidos de la década de 1970 - la gente va a encontrar alternativas que resultan ser mejor.

"Los recursos naturales no son finitos. Sí, has leído bien," Simon escribió en su manifiesto de 1981, "The Ultimate Resource" (Los últimos recursos). El título hace referencia al ingenio humano, que Simón creyó podría continuar indefinidamente ampliando la capacidad de carga del planeta. Esta idea marcó la diferencia crucial entre Simon y Ehrlich, y entre los economistas y los ecologistas: la visión del mundo no como un ecosistema cerrado, sino como un mercado flexible. El concepto de capacidad de carga puede tener sentido en la discusión de las mariposas de Ehrlich o de los "cerdos de Gadara" de Vogt, pero Simon rechazó analogías con animales. Le gustaba citar al economista del siglo 19, Henry George: "Tanto el jayhawk (pájaro ficticio basado en acciones no ficticias) y el hombre come pollos, mientras más jayhawks, menos pollos, mientras que más hombres, más pollos."

Por supuesto, los hombres también pueden producir más contaminación que los Jayhawks, y Simon reconoció que el mercado necesitaba una cierta regulación. Pero insistió en que las crisis ambientales fueron exageradas. Él y otro líder Boomster, Herman Kahn, editó un libro en 1984, "La ingeniosa tierra", refutando los sombríos pronósticos de "Informe Global 2000" del Gobierno elaborado durante la presidencia de Carter. Su libro estaba repleto de gráficos que muestran que, en la mayoría de las medidas, el aire y el agua de los Estados Unidos habían sido cada vez más limpio durante décadas, gracias en parte a una mayor riqueza (sociedades más ricas pueden permitirse el lujo de pagar por los controles de contaminación, como el tratamiento de aguas residuales) y en parte a los avances de la tecnología (la contaminación de los coches de hoy en la ciudad de Nueva York es nada comparado con el hollín de los hornos de carbón y los residuos sólidos de los caballos en el cambio de siglo). Simon afirmó que las innovaciones se encargarían de las nuevas formas de contaminación, y se dedicó a disputar las diversas estimaciones alarmantes de deforestación tropical, la extinción de especies, la tierra vegetal erosionada, campos agrícolas sobre pavimentados y la disminución de la pesca.
"Tan pronto como un desastre predicho no se produce, los agoreros (Que predice o anuncia con poco fundamento males o desdichas) saltan a otra", reclama Simon. "No hay nada de malo en tener que preocuparse acerca de los nuevos problemas - necesitamos problemas para que podamos llegar a soluciones que nos dejan en mejor situación que si nunca hubieran surgido en primer lugar, pero ¿por qué los agoreros no ven que, en el conjunto, las cosas están mejorando? ¿Por qué siempre piensan que estamos en un momento decisivo - o al final del camino? Niegan nuestros poderes creativos para soluciones. Es sólo porque utilizamos esos poderes tan bien en el pasado que podemos darnos el lujo de preocuparse por cosas como perder las especies y los humedales. Hasta que lleguemos a ser tan ricos y saludables y productivos en la agricultura, un humedal era un pantano con mosquitos de la malaria que había que vaciar, y así se podría tener tierra de cultivo para alimentar a su familia. "
Batalla más feroz de Simon ha estado en contra de la idea de Paul Ehrlich que el mundo tiene a demasiada gente. Los dos nunca se han debatido directamente - Ehrlich siempre se ha negado, diciendo que Simon es un "personaje marginal" - pero se han criticado mutuamente en artículos de revistas académicas con títulos como "un economista in Wonderland" y "Paul Ehrlich diciendo esto es entonces no lo hagas entonces". Simon reconoce que el aumento de la población provoca problemas a corto plazo, ya que esto significa más niños que alimentar y criar. Pero él sostiene que hay beneficios a largo plazo cuando los niños se vuelven productivos, adultos ingeniosos. Él ha apoyado el aborto y los servicios de planificación familiar a las mujeres para darles más libertad, pero él se ha opuesto vehementemente a los programas que dicen a la gente cuántos hijos tener. Atacó a Ehrlich por sugerir que los gobiernos deberían considerar el uso de la coacción para limitar el tamaño de la familia y por haber apoyado la idea sorprendente que Estados Unidos debería considerar suspender la ayuda alimentaria a los países que se niegan a controlar el crecimiento poblacional.
Entre los académicos, Simon parece estar ganando en el debate. Muchos científicos todavía están incómodos con su optimismo radical sobre el futuro - no hay ninguna garantía, después de todo, de que las tendencias pasadas continuarán - y la mayoría de los expertos en población no están seguros de que el ritmo actual de crecimiento de la población en el tercer mundo va a llevar a los beneficios a largo plazo previstos por Simon. Pero el consenso se ha ido desplazando en contra de la idea de Ehrlich de crecimiento de la población como el gran mal. El trabajo de Simon ayudó rápido a la Academia Nacional de Ciencias para preparar un informe de 1986, que señaló que no había evidencia clara de que el crecimiento de la población haga a los países más pobres. Llegó a la conclusión de que un crecimiento más lento de la población probablemente beneficiaría a los países del tercer mundo, pero argumentó que otros factores, como la estructura económica y las instituciones políticas de un país, son mucho más importantes para el bienestar social. El informe se opuso a la idea de utilizar la coerción del gobierno para controlar el tamaño de la familia. Señaló que la mayoría de los expertos espera que la situación alimentaria mundial continúe mejorando, y llegaron a la conclusión de que, en el futuro previsible , "la escasez de recursos no renovables es a lo sumo una limitación menor en el crecimiento económico."
Pero Simon está todavía muy por detrás a la hora de ganarse a la opinión pública. El pasado Día de la Tierra que no le fue mucho mejor de lo que lo hizo en 1970. Ehrlich era todavía el único sobre toda la televisión nacional. En las semanas previas al Día de la Tierra en abril, Ehrlich hizo spots para el show "Today" y apareció en otros programas promocionando su nuevo libro, "La explosión demográfica", que declara que "la bomba de la población ha detonado." En la gran reunión del día de la Tierra en Washington, Ehrlich fue uno de los muchos maltusianos advirtiendo que esta era la última oportunidad de la humanidad para salvar el planeta. Esta fue una escena para hacer preguntas cornucopianas si los antiguos griegos que describe la maldición de Casandra - destinado a tener siempre la razón, pero nunca escuchado - habían llegado precisamente al revés. La multitud de más de 200.000 aplaudió efusivamente después que Ehrlich les dijo que el crecimiento de la población podría producir un mundo en el que sus nietos tendrían que soportar disturbios por alimentos en las calles de Estados Unidos.
Ehrlich no mencionó a Simon por su nombre, a pesar de que se refería a él en otro evento de ese fin de semana del Día de la Tierra, un simposio de ecologistas en el interior del auditorio abovedado del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. El simposio se dedicó al problema de los recursos naturales - "Población y escasez: Las Dimensiones olvidadas" - y Ehrlich habló de la humanidad dilapidando el capital irremplazable. Elogió a un colega que había defendido la idea de los gobiernos de detener el crecimiento económico mediante el establecimiento de cuotas de la cantidad de recursos que podrían utilizarse cada año. Ehrlich criticó la falta de visión de los economistas, y se rieron cuando aludía al libro de Simon: "El último recurso - la única cosa que nunca quedaremos sin es imbéciles."

La evidencia inspiró la vista Boomster de la historia, que luego fue refinada por Simon y otros, como Charles Maurice y Charles W. Smithson. Estos economistas, después, en la universidad Texas A & M , revisaron 10.000 años atrás de crisis de recursos y vieron un patrón: las cosas qué a veces se vuelven escasas, pero la gente respondió con innovaciones. Encontraron nuevos suministros o practicaron la conservación. Se las arreglaron para reciclar sin el beneficio de las políticas gubernamentales o exhortaciones morales de Greenpeace. Las tribus de la Edad de Piedra en zonas escasas de piedras aprendieron a afilar sus herramientas en lugar de tirarlas a la basura como tribus hicieron en áreas ricas en piedras.
A menudo, la escasez temporal llevó a un sustituto mucho mejor. La gran transición de los griegos de la Edad del Bronce a la Edad de Hierro hace 3.000 años, según Maurice y Smithson, fue inspirada por una interrupción del comercio debido a las guerras en el Mediterráneo oriental. La interrupción produce una escasez de estaño necesario para la fabricación de bronce, y los griegos respondieron a la crisis de bronce comenzando a utilizar el hierro. Del mismo modo, la escasez de madera en el siglo 16, Bretaña marcó el comienzo de la era del carbón; la escasez de aceite de ballena en 1850 llevó al primer pozo de petróleo en 1859. La escasez temporal ocurre, pero los cornucopianos argumentan que mientras el gobierno no interfiera - ordenando la conservación o estableciendo el tipo de control de precios que produjo líneas de gas de Estados Unidos de la década de 1970 - la gente va a encontrar alternativas que resultan ser mejor.
"Los recursos naturales no son finitos. Sí, has leído bien," Simon escribió en su manifiesto de 1981, "The Ultimate Resource" (Los últimos recursos). El título hace referencia al ingenio humano, que Simón creyó podría continuar indefinidamente ampliando la capacidad de carga del planeta. Esta idea marcó la diferencia crucial entre Simon y Ehrlich, y entre los economistas y los ecologistas: la visión del mundo no como un ecosistema cerrado, sino como un mercado flexible. El concepto de capacidad de carga puede tener sentido en la discusión de las mariposas de Ehrlich o de los "cerdos de Gadara" de Vogt, pero Simon rechazó analogías con animales. Le gustaba citar al economista del siglo 19, Henry George: "Tanto el jayhawk (pájaro ficticio basado en acciones no ficticias) y el hombre come pollos, mientras más jayhawks, menos pollos, mientras que más hombres, más pollos."
Por supuesto, los hombres también pueden producir más contaminación que los Jayhawks, y Simon reconoció que el mercado necesitaba una cierta regulación. Pero insistió en que las crisis ambientales fueron exageradas. Él y otro líder Boomster, Herman Kahn, editó un libro en 1984, "La ingeniosa tierra", refutando los sombríos pronósticos de "Informe Global 2000" del Gobierno elaborado durante la presidencia de Carter. Su libro estaba repleto de gráficos que muestran que, en la mayoría de las medidas, el aire y el agua de los Estados Unidos habían sido cada vez más limpio durante décadas, gracias en parte a una mayor riqueza (sociedades más ricas pueden permitirse el lujo de pagar por los controles de contaminación, como el tratamiento de aguas residuales) y en parte a los avances de la tecnología (la contaminación de los coches de hoy en la ciudad de Nueva York es nada comparado con el hollín de los hornos de carbón y los residuos sólidos de los caballos en el cambio de siglo). Simon afirmó que las innovaciones se encargarían de las nuevas formas de contaminación, y se dedicó a disputar las diversas estimaciones alarmantes de deforestación tropical, la extinción de especies, la tierra vegetal erosionada, campos agrícolas sobre pavimentados y la disminución de la pesca.
"Tan pronto como un desastre predicho no se produce, los agoreros (Que predice o anuncia con poco fundamento males o desdichas) saltan a otra", reclama Simon. "No hay nada de malo en tener que preocuparse acerca de los nuevos problemas - necesitamos problemas para que podamos llegar a soluciones que nos dejan en mejor situación que si nunca hubieran surgido en primer lugar, pero ¿por qué los agoreros no ven que, en el conjunto, las cosas están mejorando? ¿Por qué siempre piensan que estamos en un momento decisivo - o al final del camino? Niegan nuestros poderes creativos para soluciones. Es sólo porque utilizamos esos poderes tan bien en el pasado que podemos darnos el lujo de preocuparse por cosas como perder las especies y los humedales. Hasta que lleguemos a ser tan ricos y saludables y productivos en la agricultura, un humedal era un pantano con mosquitos de la malaria que había que vaciar, y así se podría tener tierra de cultivo para alimentar a su familia. "
Batalla más feroz de Simon ha estado en contra de la idea de Paul Ehrlich que el mundo tiene a demasiada gente. Los dos nunca se han debatido directamente - Ehrlich siempre se ha negado, diciendo que Simon es un "personaje marginal" - pero se han criticado mutuamente en artículos de revistas académicas con títulos como "un economista in Wonderland" y "Paul Ehrlich diciendo esto es entonces no lo hagas entonces". Simon reconoce que el aumento de la población provoca problemas a corto plazo, ya que esto significa más niños que alimentar y criar. Pero él sostiene que hay beneficios a largo plazo cuando los niños se vuelven productivos, adultos ingeniosos. Él ha apoyado el aborto y los servicios de planificación familiar a las mujeres para darles más libertad, pero él se ha opuesto vehementemente a los programas que dicen a la gente cuántos hijos tener. Atacó a Ehrlich por sugerir que los gobiernos deberían considerar el uso de la coacción para limitar el tamaño de la familia y por haber apoyado la idea sorprendente que Estados Unidos debería considerar suspender la ayuda alimentaria a los países que se niegan a controlar el crecimiento poblacional.
Entre los académicos, Simon parece estar ganando en el debate. Muchos científicos todavía están incómodos con su optimismo radical sobre el futuro - no hay ninguna garantía, después de todo, de que las tendencias pasadas continuarán - y la mayoría de los expertos en población no están seguros de que el ritmo actual de crecimiento de la población en el tercer mundo va a llevar a los beneficios a largo plazo previstos por Simon. Pero el consenso se ha ido desplazando en contra de la idea de Ehrlich de crecimiento de la población como el gran mal. El trabajo de Simon ayudó rápido a la Academia Nacional de Ciencias para preparar un informe de 1986, que señaló que no había evidencia clara de que el crecimiento de la población haga a los países más pobres. Llegó a la conclusión de que un crecimiento más lento de la población probablemente beneficiaría a los países del tercer mundo, pero argumentó que otros factores, como la estructura económica y las instituciones políticas de un país, son mucho más importantes para el bienestar social. El informe se opuso a la idea de utilizar la coerción del gobierno para controlar el tamaño de la familia. Señaló que la mayoría de los expertos espera que la situación alimentaria mundial continúe mejorando, y llegaron a la conclusión de que, en el futuro previsible , "la escasez de recursos no renovables es a lo sumo una limitación menor en el crecimiento económico."
Pero Simon está todavía muy por detrás a la hora de ganarse a la opinión pública. El pasado Día de la Tierra que no le fue mucho mejor de lo que lo hizo en 1970. Ehrlich era todavía el único sobre toda la televisión nacional. En las semanas previas al Día de la Tierra en abril, Ehrlich hizo spots para el show "Today" y apareció en otros programas promocionando su nuevo libro, "La explosión demográfica", que declara que "la bomba de la población ha detonado." En la gran reunión del día de la Tierra en Washington, Ehrlich fue uno de los muchos maltusianos advirtiendo que esta era la última oportunidad de la humanidad para salvar el planeta. Esta fue una escena para hacer preguntas cornucopianas si los antiguos griegos que describe la maldición de Casandra - destinado a tener siempre la razón, pero nunca escuchado - habían llegado precisamente al revés. La multitud de más de 200.000 aplaudió efusivamente después que Ehrlich les dijo que el crecimiento de la población podría producir un mundo en el que sus nietos tendrían que soportar disturbios por alimentos en las calles de Estados Unidos.
Ehrlich no mencionó a Simon por su nombre, a pesar de que se refería a él en otro evento de ese fin de semana del Día de la Tierra, un simposio de ecologistas en el interior del auditorio abovedado del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. El simposio se dedicó al problema de los recursos naturales - "Población y escasez: Las Dimensiones olvidadas" - y Ehrlich habló de la humanidad dilapidando el capital irremplazable. Elogió a un colega que había defendido la idea de los gobiernos de detener el crecimiento económico mediante el establecimiento de cuotas de la cantidad de recursos que podrían utilizarse cada año. Ehrlich criticó la falta de visión de los economistas, y se rieron cuando aludía al libro de Simon: "El último recurso - la única cosa que nunca quedaremos sin es imbéciles."
Ese mismo día Simon habló a sólo una cuadra de distancia, en una pequeña, de techo bajo, sala de conferencias en otro simposio del Día de la Tierra. Fue patrocinado por el Instituto de empresas competitivas, un grupo que explora soluciones de libre mercado a los problemas ambientales. En una voz tranquila e intensa, , Simon declaró que los maltusianos "debe o bien hacen la vista gorda ante la evidencia científica o bien, ser evidentemente deshonestos intelectualmente." Habló del crecimiento de la población que representa "una victoria sobre la muerte," porque era debido a la duplicación de la esperanza de vida desde la Revolución Industrial. "Esta es una ganancia increíble. La historia de la humanidad nunca ha mostrado ningún logro para sostener una vela a eso. Era de esperar que los amantes de la vida humana estén saltando de alegría ante este increíble éxito. En cambio, al otro lado de la calle los tenemos lamentándose de que hayan tantas personas con vida".
El parecía estar un poco desilusionado de que habían solo 16 personas en la audiencia para celebrar su mensaje. “Bueno, puede haber más de ellos por ahí,” dijo Simon, señalando el lugar donde Ehrlich estaba hablando, "Pero somos más felices".
La apuesta se resolvió este invierno sin ceremonia. Ehrlich ni se molestó en escribir una carta. El simplemente le envió por correo a Simon una hoja de cálculos sobre los precios de los metales-junto con un cheque de $576.07. Simon le respondió una nota de agradecimiento, añadiendo que él estaría dispuesto elevar la apuesta a la suma de $20,000, clavado a (pinned: asujetado con un chinche o algo asi) cualesquiera otros recursos y a cualquier otro año en el futuro.
Cada uno de los cinco metales elegidos por el grupo de Ehrlich, cuando se ajustó por la inflación desde 1980, han declinado en precios. La caída fue tan fuerte, de hecho, que Simon habría salido ligeramente a delante, incluso sin el ajuste por inflación que se pide en la apuesta.
Los precios cayeron por las mismas razones Cornucopian (cuerno de la abundancia?) que habían caído décadas anteriores- iniciativa empresarial y el continuo mejoramiento tecnológico. Prospectores (investigadores) encontraron nuevas vetas, como minas de níquel alrededor del mundo que terminaron una compañía canadiense cerca del monopolio de mercado. Gracias a los computadores, nuevas máquinas y nuevos procesos químicos, se pudieron tener formas mas eficientes para extraer y refinar los minerales de cromo y otros metales.
Para muchos usos, los metales fueron reemplazados por materiales mas económicos. Sobre todo plásticos, quienes se convirtieron en menos costosos en la medida que el precio del petróleo bajó (incluso durante este año en la crisis del golfo pérsico, el costo real del petróleo permaneció mas bajo que en 1980). Las llamadas telefónicas eran a través satélites y lineas de fibra optica en vez de alambre de cobre. Las cerámicas reemplazaron el tungsteno (elemento quimico) en herramientas de corte. Las latas estaban hechas de aluminio en lugar de estaño, y los temores de Vogt sobre que América iba a la guerra por el estaño se mantuvieron latentes. El evento de más interés periodístico en la década de 198 era debido a que el metal fue el colapso del cártel de estaño internacional, que renunció a fijar los precios en 1985, cuando el mercado se inundó con el exceso de oferta.
¿Hay una lección para el futuro? "Absolutamente no", dijo Ehrlich en una entrevista. No obstante, no tiene planes de llevar a la nueva oferta de Simon: "La apuesta no significa nada Julian Simon es como el hombre que salta de la Empire State Building y dice lo grande que las cosas van tan lejos como le pasa a la 10 ª planta. Sigo pensando que el precio de esos metales subirá finalmente, pero eso es una cuestión menor. El recurso que más me preocupa es la capacidad decreciente de nuestro planeta para amortiguar contra los impactos humanos. Mira los nuevos problemas que han surgido: el agujero de la capa de ozono, la lluvia ácida, el calentamiento global. Es cierto que hemos mantenido hasta la producción de alimentos – pero que subestimé cuan mal nos haría seguir agotando la capa superficial del suelo y el agua subterránea - pero no tengo ninguna duda de que en algún momento del próximo siglo los alimentos serán suficientemente escasos que los precios realmente van a ir en aumento, incluso en los Estados Unidos. Si llegamos al cambio climático y dejamos que los sistemas ecológicos siguen corriendo cuesta abajo, podríamos tener un desplome de la población gigantesca”.
Simon no se sorprendió al oír hablar de la reacción de Ehrlich. "Paul Ehrlich nunca ha sido capaz de aprender de la experiencia pasada," luego comenzó a mirar hacia la línea de Cornucopian sobre la crisis de efecto invernadero - cómo, incluso en el caso improbable de que los pesimistas tienen razón sobre el calentamiento global, la humanidad encontrará alguna manera de evitar el cambio climático o adaptarse, y todo el mundo conseguirá lo mejor para él. Pero Simón no llegó muy lejos en su argumento antes de que otro pensamiento alegre se le ocurriera. Se detuvo y sonrió.
"Así que Ehrlich está hablando de un desplome de la población", dijo. "Eso suena como una mejor manera de hacer dinero. Le daré todos los pronósticos sobre eso."