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Relaciones Entre Poder Y Muchedumbre En El Burundùn Burundà Y No Solo

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Pages 13
RELACIONES ENTRE PODER Y MUCHEDUMBRE EN El Gran Burundún Burundà ha muerto DE JORGE ZALAMEA

Introducción
Esta investigación nace de una reflexión sobre la responsabilidad de los individuos en la construcción de una dictadura a partir de la constatación del envolvimiento total de los súbditos en el texto El Gran Burundún Burundá ha muerto, escrito por Jorge Zalamea. El dictador protagonista del texto es inspirado por las figuras autoritarias que caracterizan la época del autor en America Latina. En el primer apartado se investigan las causas sociológicas que permiten una aceptación tan completa, es decir el caudillismo y la construcción de una sociedad organica que desde el siglo XIX han distinguido el continente. En el segundo apartado se analiza una característica diferente y más común a los régimen contemporaneos, es decir el control del lenguaje. Después de haber visto como estos fenómenos se encuentran en el texto, se profundiza la actitud del autor frente a ellos, en particular modo frente a la pobreza simbólica impuesta por los régimenes. Se considera esta actitud ejemplar para salir de la escasez de lenguaje propuesta por el dictador y también por muchos de los gobernantes contemporaneos.

Microfísica de la dictadura: causas y consecuencias
Como el narrador nos muestra, todos participan en el gran proyecto del Burundún Burundà, que es la eliminación de la palabra articulada. Sobre el porque de este objetivo volveremos más adelante. Por el momento nos basta constatar la veracidad de esta afirmación, mirando a quien compone el cortejo funebre del dictador. En ello encontramos los Zapadores (p.10), los Territoriales (p.11), los Aviadores (p.12), la Policia Urbana (p.14), la Iglesia (p.16), la Administración (p.33), el Estado Mayor (p.34), incluso los Humanistas, los Historiadores, los Gramàticos y los Escoliastas de la edad preburunduniana (p.36), el Partido, por supuesto, y en fin la flor del pueblo mudo, es decir los hijos de la generación que ha perdido la palabra. Ningún estrato de la población se escapa de ser cumplice con el dictador, la única excepción es el caballo, que se queda afuera del cortejo y al final rumpe el silencio con una risa fragorosa, para atestiguar y simbolizar la esperanza en un futuro mejor.
Para comprender como se ha llegado hasta este punto es necesario señalar que el personaje del Burundún Burundá es una síntesis grotesca de los personajes más destacables de la mitad del siglo XX, a saber, Hitler, Franco, Mussolini en Europa, junto a los conservadores colombianos como Laureano Gómez, contemporaneo al autor del libro y otros dictadores populistas que en aquel tiempo marcaban para siempre la historia del continente. El Gran Burundún Burundà ha muerto fue escrito en 1952 mientras su autor, Jorge Zalamea, se encontraba en exilio en Buenos Aires, durante el mandato del presidente conservador Laureano Gómez. Este contexto le permitió ver desde afuera los mecanismos que a veces se quedan escondidos en una dictadura y construir este personaje emblemático.
De hecho, la radicalización de algunos fenómenos como el caudillismo o el populismo en America Latina ha permitido que se lleguese a la sumisión total de la población a los dictadores en el siglo XX. Con el primer fenómeno se hace referencia a la manera en la que los caudillos gobernaban en la época sucesiva a la independecia, es decir con la oferta de protección a cambio del apoyo de sus súbditos, obtenido a través de la difusión del miedo y del terror. Ya en aquel entonces existían diferentes niveles del poder, que después de la independecia se fragmentó en millares de harapos: los caudillos locales, jefes absolutos de un pueblo, eran a su vez clientes de caudillos más poderosos, a quien donaban su feudo a cambio de favores y protección.
Comprendemos así que para la aceptación de la autoridad es necesario difundirla como si fuera un virus, de manera capilar. Como sostiene Foucault en Microfísica del poder, “el poder no ocupa un único sitio provilegiado, no depende de un único sujeto identificable, sino que se halla en qualquier parte porque procede de toda parte”. En efecto, esta moltiplicación de las relaciones del poder es una de las características que más destacan en el texto; en la página 10 leemos: “ el Gran Brujo recurrió a la contramagia, dotando a sus criaturas del proprio poder que las amenazaba”. El dictador difunde los mecanismos del poder sobretodo en los tres cuerpos constitutivos de un ejercito con el cual logra ejercer un poder absoluto, sobre los tres reinos de la naturaleza. Los Zapadores, jefes del reino de abajo, controlan los topos, las ratas, los armadillos, los hurones y las mangostas; los Territoriales en el reino de aquí y ahora someten los corderillos, las liebres, las terneras, las cabras, las hormigas y los escarabajos e en fin los Aviadores, que tienen que invadir el reino de arriba matando las aves norteñas (p.12-14).
Otra causa de la pasividad de la población es el mito de la sociedad organica, herencia de la etad colonial en la que el pueblo americano estaba sumetido al rey español. Este tipo de sociedad se puede definir mejor como una sociedad de cuerpos en la que los derechos y deberes de cada individuo dependían de los derechos y deberes del cuerpo social al que pertenecía. Por consecuencia en un tipo de sociedad como esta, que es la misma que encontramos en el Burundún Burundà no existen individuos porque estos están sumetidos al cuerpo social y este, a su vez, al jefe supremo, que en la etad colonial se traducía en el rey y ahora corresponde al dictador. El Burundún quiere llegar al aislamiento de los individuos y por consecuencia a la eliminación de cualquier posibilidad de agregación u organización horizontal. La base popular no puede organizarse para combatir el poder al estar estructurada de esa forma. La estructura es vertical, jerárquica, en la que siempre queda un más de poder en la mano de una persona En resumidas cuentas, este tipo de organización de la sociedad le quita la conciencia individual al hombre, que se abandona completamente a la autoridad de su cuerpo de referencia y al papel que esto le asigna. Por eso tantos dictadores se han sucedido en America Latina sin que los movimientos revolucionarios hayan tenido el éxito esperado. Exactamente lo mismo que se realiza en el texto. Quizás la mejor manera para obstacular estos fenómenos tan radicalizados en la sociedad sería justo alejarse para ver desde una perspectiva diferente lo que está ocurriendo, evitar el “contagio” y darse cuenta de que hay algo insano en estos mecanismos, que como ya se ha dicho se parecen a un virus infectivo.

La instancia de la palabra articulada
Una vez asumido el envolvimiento total de la población y sus causas, es decir la difusión de la lógica del poder dentro de los diferentes estratos de la sociedad, volvemos a la consecuencia principal que se realiza en el texto: la eliminación de la palabra articulada.
A este respecto se puede decir que el régimen del Burundún se parece más a los contemporaneos (que muchas veces se esconden trás de gobiernos democráticos) porque el dictador comprende la importancia de la palabra en la construcción de qualquier tipo de poder, sabe que el pensamiento de los hombres està construido a partir de la palabra a la que están expuestos desde el nacimiento y por eso entiende que puede controlar sus mentes (como ocurre con el espacio) a través del lenguaje que les suministra. Puesto que todos los hombres son capaces de pensar y producir palabras que posiblemente minan su autoridad, todos los hombres se transforman en posibles enemigos. A eso se debe la masiva politica de represión de los opositores a través de la simplificación del lenguaje, hasta llegar a su supresión. Por consecuencia se auspicia la simplificación del pensamiento hasta llegar a su eliminación misma.
La razón de esta política, común a la de muchos gobernantes contemporáneos, es que se entiende la relación entre pensamiento y lenguaje y la manera en la que el segundo influencia el otro, gracias también al protagonismo de los medios de comunicación en este siglo. No es un caso si Jacques Lacan, estudioso estructuralista del siglo XX, justifica el sujeto como “serv du langage”, es decir que sus pensamientos, actos, cuerpo y palabra ya estàn determinados desde el nacimiento. Podemos decir que con esta afirmación Lacan se le da una enorme responsabilidad al emisor y al mismo tiempo la quita al sujeto destinatario.
Puesto que el lenguaje que se suministra a los hombres influye sobre sus pensamientos, el dictador procede a estigmatizar y estereotipar los súbditos a través de los refranes, modificando estos dichos como le agrada para atacar y agredir al pueblo. Burundún, en la página 25, demuestra de saber hablar como el pueblo, pero conoce la sabiduría popular solo de forma superficial, fenómeno que de todas formas es suficiente para que pueda apropriarse de ella y modificarla según sus deseos.
En las páginas 26-27 el empleo de quince refranes se convierte en sustitutos de la palabra articulada, es decir la abolición del pensamiento: “A los que tienen menosprecio de la inteligencia, se les repetía: “Palabras, palabras, palabras!” A los que tienen el escrúpulo de su integridad, se les repetía: “En bocas cerradas no entran moscas”. A los cobardes y los tímidos, se les repetía: “El silencio es oro”. A los que son pedantes en la estupidez, se les repetía: “A palabras necias, oídos sordos”. A los que tienen intenciones ocultas, se les repetía: “El que mucho habla mucho yerra”. A los que quisieran ser fervorosos, se les repetía: “Quemadas se vean tus palabras”. A los que quisieran tener fe, se les repetía: “Vale más el silencio de un necio que la palabra de un sabio”. A los avaros, se les repetía: “Escatimar las palabras”. A los cavilosos, se les repetía: “La mejor palabra es la que está por decir” , y otros refranes que hacen que los individuos no salgan del “cuerpo social” al que pertenecen. Burundún suscita la alienación y la reificación en su pueblo y es asì que su reforma llega a cumplirse definitivamente, de hecho el resultado de la reforma es un vasto silencio del rumiante: después del control del espacio que hemos visto antes se llega a la penetración de la mente de los hombres asÍ que el dictador logra obtener el don de la ubiquidad. Al final el pueblo es asimilado por la propaganda del dictador y, quedando sin las palabras, también queda sin alma. Los hombres mantienen sus capacidades lingüísticas, pero ya no la utilizan; desde el punto de vista alegórico, quizás sería este el elemento sustancial del poder, que por un lado se ejercita a través de las palabras y que por otro lado las teme.
Una vez que se ha dado cuenta de que la total abolición de la palabra es imposible, el dictador empieza a explotar la violencia del ejercito y de la policía, que es el cuerpo social que más ha perdido el alma, como podemos entender por su falta de rostro. Todo esto ocurre cuando termina el funeral, y el caballo se rie. Nada ni nadie rie a lo largo de la narración, por una razón muy sencilla: todos han perdido su humanidad. El poder ha hecho que se pierda la humanidad dentro del relato. A veces tenemos la impresión de que el pueblo la recupera, pero en realidad descubrimos que esa masa es muda (y genera hijos mudos), desesperada, aniquilada, humillada por la acción del poder. El caballo es el emblema de la libertad y de la humanidad, precisamente porque el resto de la población ha sido a su vez bestializado como el dictador, y ya no sente ningún sentimiento de esperanza por el futuro, ni una palabra de júbilo. Por lo contrario, la risa del caballo expresa una positividad radical, al reír el animal imagina un mundo diferente: su actitud es utópica y procede precisamente de la conciencia que tiene el caballo de estar asistiendo al funeral del dictador. El hecho de que el caballo haya una conciencia simboliza su ulterior antropomorfización, opuesta a la zoomorfización que encontramos en la figura del Burundún y de los hombres.
Se ha titulado este apartado como la istancia de la palabra, tomando la inspiración por el ensayo escrito por Lacan 1957. Por instancia se entiende “pregunta”, es decir que la palabra pide ser dicha o articulada como si ejercera una presión dentro de nosotros, no es un caso si el caballo se rie, porque la risa sale del cuerpo y se estalla en medio del silencio de la masa muda como si fuera constituida por todas las palabras que el pueblo ha perdido.

La riqueza simbólica: salir y liberar los otros de la masa informe
El caballo no es el único rebelde contra el suicidio de las palabras: hasta ahora no se ha tomado en consideración el otro opositor del Burundún, el narrador, que en este caso coincide con el autor. La de Zalamea se puede definir como una prosa poético-narrativa donde el autor trata de reestablecer el contacto entre escritor y pueblo a través de la busqueda formal. Es precisamente esta tentativa el mayor instrumento de lucha del narrador contra el dictador, que por lo contrario no tiene capacidad de comunicar con sus súbditos. El suicidio de las palabras empieza en las páginas 25-26 del texto con la actuación de la propaganda del régimen y se traduce en la escaseza de palabras que siguen. No obstante, la pobreza de palabra del dictador choca con el rico caudal léxico ofrecido por Zalamea que proporciona la idea de que el mundo sea demasiado complejo y vario para que se pueda limitar a pocos refranes. Otro mérito de Zalamea es su abilidad en la que Barthes, en su “S|Z” llamaba la diseminación del sentido. Con este concepto se alude a la construcción y comunicación de una conotación precisa al interior de un texto, pero sin tener que mencionarla de manera explícita. Desde el punto de vista narratológico Zalamea se limita a sugerir, no describe. Elimina la anécdota, sugiere artística y ideológicamente el tiempo y el espacio y los presenta en sus mínimas cualidades, y hace lo mismo con la descripción del poder del Burundún. De esta manera enrarece las atmósferas y acentua el carácter mítico o simbólico de la narración.
Jorge Zalamea Borda, su primo Eduardo y unos demás escritores (el llamado grupo de “los Nuevos) son los mayores representantes de una intelectualidad abierta y democrática que creía que la verdadera función del arte fuese el compromiso con la sociedad civil, de hecho el autor renunció a sus prebendas y se convirtiò en un activista militante. Su lucha se traduce precisamente en la busqueda de nuevos lenguajes y herramientas en la literatura. Otro ejemplo puede ser el zoomorfismo, tendencia que ya se apreciaba en la Edad Media, que Paz hizo suya y que en este texto tiene la función de demistificar las hipocresías del poder: el momento máximo de la disminución del carácter mítico del dictador queda al final, cuando curiosamente su cadaver se convierte en un papagayo de papel de periódico, lleno de palabras. Por otro lado hallamos la humanización de la naturaleza, aliada del caballo y del narrador. A ella se aplican verbos típicamente humanos (como “confabular”, por ejemplo) y además se describe una naturalidad cada vez más repugnante y fétida, que contrasta con el tono áulico y celebrativo de la crónica. Es precisamente esta justaposición de elementos contrastantes que hace sobresalir la actitud de crítica contra el dictador, que le da un golpe a nuestra sensibilidad y que se puede resumir en la característica más importante en la escritura de Zalamea: el grotesco. El narrador compone un mundo mítico y luego lo destruye, a veces utilizando la misma palabra (como en el caso de “vejamen”, al principio utilizada para celebrar y al final para acentuar la parodia grotesca de la demistificación del dictador). Entonces podemos decir que el narrador tiene una doble función: es voceo del régimen pero a la vez su crítico más feroz, ponendolo de manera continua en tela de juicio. En el núcleo central de la descripción del dictador, a partir de la página 22, destacan muchas de las técnicas fundamentales utilizadas por Zalamea, sobretodo la prolepsis, a saber, la anticipación de lo que seguirá. En el caso de Zalamea, el autor utiliza esta técnica de manera que el lector reflexione sobre el tema criticamente. La frase “ el reformador es hijo de sus propios vicios”(p.21) aparece cíclicamente en el relato con una ligera variación que va aclarando progresivamente su significado y su valor de condena moral del dictador. En efecto volvemos a encontrarla en la página 24 y al final en la página 29, donde alcanza uno de los ataques más directos contra el dictador y su represión violenta. Los ejemplos de prolepsis nos hacen comprender de qué forma la construcción misma del texto se convierte en un instrumento crítico del poder. Esto permite a la voz narrante jugar con el lector, que solo una vez terminada la lectura, consigue recomponer las piezas de esta heterogeneidad léxica. Cada término define su significado gracias a las relaciones de oposición y analogía sea con las palabras que están a sus alrededores sea con aquellas que se encuentran en otras partes del texto. A través de este procedimiento, que se remite también a la diseminación del sentido ya citada antes, se obliga el lector a reflexionar sobre el texto y a sacar de este nuevos significados inesperados. Así que la literatura se convierte en instrumento generador de cosas positivas, y la palabras ya no sirven para destruir como creía el Burundún. Narrador y dictador tienen una visión opuesta a la palabra: positiva para el primero pues domina la conciencia y es sinónimo de libertad e igualdad, negativa para el segundo- podemos decir por las mismas razones. En resumidas cuentas, el lenguaje utilizado en el texto se opone al vacío y a la esterilidad del dictador.

Conclusiones
Hemos visto como la mejor solucción para escaparse de los mecanísmos que nos vinculan al poder sería la de alejarse de ellos, para tomar conciencia de lo insano que están y de la pobreza simbólica que les caracteriza. Pero a parte del control de la sociedad, el dictador impone su dominio sobre la palabra y la mente de los súbditos. Para salir de la masa informe que compone el cortejo del Burundún Burundá y que ha perdido la palabra y el alma se ha de imitar a los opositores en el texto, es decir el caballo, la nauraleza y el narrador. Del caballo se ha de imitar el coraje con que reacciona a la muerte del dictador: su risa es un acto subversivo. Para salir de la pobreza de signos que se encuentra alrededores de nosotros podemos inventar nuevos lenguajes, o cuanto menos mirar a los que ya lo hacen: los escritores y los poetas, que para utilizar las palabras de Heidegger “no tienen doctrinas que comunicar o transmitir, pero pueden sin embrago indicar caminos posibles y así prepararnos para nuevas épocas”. (Heidegger, ¿Por qué los poetas?)

Bibliografía

* Microfisíca del poder, Michel Foucault, Paris,1980 * La instancia de la letra,Jacques Lacan, Paris,1957 * S|Z, Roland Barthes, Paris,1963 * ¿Por qué los poetas?, Martin Heidegger, discurso pronunciado en 1946 * El Gran Burundún Burundá ha muerto, Jorge Zalamea, Buenos Aires, 1952 * Ideología y lenguaje en la obra narrativa de Jorge Zalamea, Fabio Rodriguez Amaya, Bologna, 1997

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